el CAOS

Comparecencia Pilar Manjón

Sr. Presidente, señoras y señores Comisionados:

Mi nombre es Pilar Manjón. Vengo en representación de la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, de las víctimas, heridos y sus familias, única y exclusivamente como portavoz de una Asociación de víctimas. Antes de comenzar la intervención, quiero dejar constancia de la firme voluntad de la entidad a la que represento, para transmitir expresamente el sentir de un colectivo, nunca el mío propio.
Comparecemos ante ustedes en la casa donde reside la Soberanía del Pueblo, con el propósito de tratar de ser la voz de los ausentes y de los heridos, que aun a fecha de hoy, siguen su calvario de dolor, entrando y saliendo de los distintos hospitales. Para que su voz, apagada en la inmensidad del dolor, pero viva y poderosa en nuestro recuerdo, resuene en el interior de estas paredes.
Comparecemos personas y familias enteras agrupadas en la Asociación. Cada fallecido es un proyecto vital, un parto ilusionado, una adolescencia conflictiva, un cúmulo de ilusiones, de afectos, de amores y luchas. Vidas repletas y ahora truncadas. Vivas en nosotros.
192 fallecidos, 1.500 heridos. Una simple cifra para muchos de ustedes. Todo un mundo para todos y cada uno de nosotros. Espero que entiendan lo que significa levantarse cada día con una pérdida vital. Acostarse cada día con una pérdida vital, el esfuerzo enorme que conlleva aceptar lo inexplicable. Necesitamos el aliento de ellos, de los afectados, para caminar y estar en la puerta de este Congreso, o aquí ante ustedes.
Porque ustedes, Señorías, en esta Comisión han discutido sobre quién habló, de qué y cuándo se informó. Han hablado de circunstancias, de manemos y manipulaciones, de desinformaciones, de confidentes y de desconfianzas. Han hablado de circunloquios o periferias. Han hablado, señorías, de ustedes. Esencialmente de ustedes'. Ha sido la comisión de ustedes y para ustedes.
Nosotros, nuestros familiares, no han estado en esta casa que, se supone, es la de todos. Hoy, por primera vez, se hacen un hueco. Mal que les pese a algunos de ustedes, a ustedes que preferirían sguir utilizando a las víctimas como arma arrojadiza e inmoral argumento para el desprestigio ajeno, hoy ablamos en nombre de personas de carne y hueso, de los seres que están en nuestro corazón y cuyasfiguras manipulan como recurso para medallas o para fotos de ocasión.
Pero aquí estamos y esta es nuestra voz. Hoy no somos el testigo mudo para la descarga de los flashes.Hoy hablamos, Señorías. Hoy hablamos las cosas largamente meditadas, largamente discutidas enreuniones, en foros, entre cafés, en la calle, por teléfono. Han sido meses de apoyarnos mutuamente, depensar e intentar entender. Meses de no ser escuchados. Hoy, Señorías, durante unos minutos,sorprendentemente la palabra es nuestra.
Permítannos, Señorías, que por un breve instante esta Comisión, que debía ser la de toda la ciudadanía yde la que ustedes se han apropiado para hacer política de patio de colegio, sea de los únicos y auténticosdueños, de los que debían haber sido los protagonistas principales.
Nosotros nunca volveremos a verles, pero su involuntario sacrificio permanecerá para siempre en nuestros orazones y en la memoria de toda la ciudadanía.
Tomamos también la palabra en representación de los que sobrevivieron, de aquellos que aún sufren lapesadilla del golpe cruel que ha marcado sus vidas para siempre y del que difícilmente podrán recuperarsealgún día. De esos molestos testigos vivientes del horror.
Comparecemos ante ustedes, con este documento meditado y consensuado por las víctimas y lossupervivientes integrados en la Asociación 11M Afectados de Terrorismo, con la obligación de hacerles vivosante ustedes, como lo están en nuestros corazones, en nuestra memoria y como punto de referencia denuestra vida cotidiana.
Señorías, para nosotros tienen nombre y rostro (Javi, Pilar, Daniel, Eva Belén, Susana, Emilian, Carlos,Oscar, Rodrigo, Rodolfo, José Luis, Sonia, Abel...) y cada uno de ellos es imprescindible e irrepetible,pertenecen a nuestras vidas, a la de sus familias, sus amigos, sus compañeros de trabajo, de clase, eranvecinos... Los necesitábamos.
Como necesitamos recuperar la sonrisa de los que aquel día conservaron la vida a costa de no volver asoñar bonito, que conservan el horror grabado en sus retinas. (Rosa, Jesús, Mzia, Javier, Maribel, David,Mariam, Raquel, Laura...).
Asimismo, hablaremos en nombre de las familias, tanto de los heridos como de los asesinados. Testigostambién de ese horror y apeladores también a su conciencia. Conciencia, por lo que hemos oído en estosdías, empeñada en la autoexculpación obsesiva, bien blindada y entrenada para que la realidad noencuentre un resquicio por el que poder filtrarse.
Ojalá alguna noche, aunque sea en sueños, ese blindaje al horror ceda y sean ustedes, y quienes a ustedesles mandan, conscientes por un sólo instante del sufrimiento que pudieron provocar con sus decisiones oque no lograron evitar. Ese sólo segundo de clarividencia, ese sólo segundo de lucidez, y lo que esesegundo conllevaría, bastaría probablemente para abrirle los ojos. Familiares que les hablan sumidos en laindignación de lo inabarcable y empeñados en el esfuerzo diario de la superación. Todos éramos inocentes,todos somos inocentes y eso, Señorías, es algo que por obvio, no debe olvidarse jamás.
Ha habido quien ha tratado de vetar esta comparecencia. El último paso en esta apropiación de algo que noes de ustedes. En el intento de usurpar la voz a los afectados, de deslegitimarlos, de someterlos a su propiojuego político y de intentar encasillarlos en tal o cual opción. Esa es su guerra Señorías, no la nuestra.
Aquellos que intenten identificar a los afectados como colectivo en general o a esta Asociación en particularcon una determinada opción política, se equivocan y hacen un flaco favor a la transparencia que todas lasvoces aclaman.
Cualquiera, Señorías, pudo viajar en alguno de esos trenes, y cualquiera pudo morir en los escenarios delhorror, en Santa Eugenia, en el Pozo del Tío Raimundo, en Téllez o en Atocha. Allí se truncaron las vidas deestudiantes y trabajadores, el motor de una sociedad. Gente inocente.Insistimos, cualquiera pudo viajar en aquellos trenes. El azar, y sólo el azar, dispuso que quienes estamossentados aquí hoy como Asociación .11M Afectados del Terrorismo. Pero lo que les estamos diciendo no esproducto del azar, lo hubieran manifestado ustedes de estar sentados a este lado, y pueden estar segurosde que el contenido de las palabras que aquí se escucharían sería el mismo.
Esta realidad de que cualquiera pudo ir en esos trenes la entendió todo un pueblo, cohesionándosemultitudinariamente contra el horror como en ocasiones anteriores, en el rechazo a la violenciaindiscriminada, en contra de los terrorismos y en contra de las guerras. Este es un pueblo pacíficoimpregnado de deseos de paz, con vocación de diálogo en sus entrañas. El Pueblo se lo ha demostrado austedes, Señorías en cuantas ocasiones ha sido llamado. Seguimos esperando que correspondan losgestos de la sociedad civil. Se han tomado decisiones de una gravedad extrema en su nombre, sinconsultarle y en contra de su voluntad.
Señorías, queremos manifestar nuestro más absoluto rechazo a cualquier tipo de terrorismo, venga dedonde venga. Estamos contra la barbarie, el horror, contra los fanatismos e integrismos religiosos,ideológicos y políticos. A favor de la tolerancia, la convivencia y por la PAZ,
El siglo XXI ha consagrado el uso cobarde y mezquino de la ciudadanía como arma de guerra. Nada puedejustificarlo, no puede haber comprensión para esto, ni desde lo humano, ni desde lo político.Ningún objetivo político justifica el terrorismo, que constituye - no nos cabe la más mínima duda- el recursode los cobardes. Nada hay más fácil que sacrificar a personas que no pueden defenderse. Nada más fácilque otorgarse el derecho a decidir sobre la vida o la muerte de los demás, utilizando a la población civilcomo escudo humano, a los ciudadanos de a pie, a la gente. Para ellos son anónimos; para nosotros, tienen nombre y apellidos, historias de vida interrumpidas.
Nunca olvidaremos ni perdonaremos a los terroristas que llevaron a cabo el atentado, a los que jamásdaremos la más mínima posibilidad de comprensión, justificación, ni crédito de representatividad de nada nide nadie.