Mala suerte
El juego de la persuasión ha procurado muchos beneficios en la historia de las civilizaciones. Un buen orador conoce perfectamente las técnicas para focalizar sus argumentaciones hacia un discurso lo bastante elocuente y convincente como para confundir a su interlocutor. Y, además, no tiene por qué ser cierto lo que uno dice. Basta con aparentar que uno cree lo que está diciendo para hacérselo pensar así a los demás. Los grandes timadores han aprendido bien esta lección y han hecho del engaño metódico suculentos negocios.
Sin embargo, los hurtos que se cometen más a menudo en la zona levantina y, por extensión, a nuestro país nada tiene que ver con el perfeccionamiento, la habilidad o la estrategia. Los delincuentes más comunes se sirven del típico tirón de bolsos o de la típica pedrada en el cristal de un coche. Esto último es lo que le sucedió a una amiga mía en Alicante mientras disfrutaba de unas pocas horas de descanso merecido. La idea que ella tenía en mente era la de rodearse de sus amigos y amigas, pasar unos gratos momentos, volver al lugar donde había estacionado su vehículo y regresar a su casa a una hora prudencial ya que tenía que trabajar al día siguiente. El plan fue según lo previsto excepto una cosa: le robaron la cartera con mil euros junto a los típicos elementos que puede contener un bolso de mujer. Ya se imaginan. Fue el viaje a Alicante desde Elda más caro.
Esta es una práctica habitual en Alicante y Elche. Más de un caso se da cada fin de semana. El problema que se plantea uno cuando acude a la Comisaria de Policía a denunciar un robo es que, si no le cogen con las manos en la masa, como coloquialmente se suele decir, no se puede hacer nada. Todo queda a expensas del correspondiente seguro del que disponga el propietario. Muy bien. Y yo me pregunto: ¿cómo se puede erradicar a esos desalmados que, a costa del sudor de los demás, dificultan la seguridad y el progreso de la sociedad? La gente ya está acostumbrada, me suelen decir. Tanto es así, que aquel barrendero que hacía su trabajo cerca de del lugar del suceso precisaba que “estos robos suelen repetirse todos los jueves, viernes y sábados”. Todos sabemos quienes son, decía este señor. Entonces, ¿a qué espera nuestro cuerpo de seguridad ciudadana?
Son cuestiones que a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez. La reiteración del mismo modus operandi de estos delincuentes hace suponer que muchos ciudadanos desconfían en dejar su vehículo en la calle. ¿Tenemos que tener miedo en hacer cosas tan banales y triviales como aparcar tranquilamente? También, hubo dos robos más en la misma calle y en la misma madrugada. En esta ocasión fue una bolsa llena de ropa con complementos de mujer y un reproductor de música lo que se llevaron. Todavía no ha llegado el verano pero aquel día hicieron su agosto.
José M.Sánchez "Daze"
1 Comments:
Eso te lo respondo yo en un periquete. Esto no cambia porque tenemos una mierda de fuerzas, que yo llamo "de inseguridad". Dicen que son un servicio público y lo único que hacen es poner multitas por aparcar dos minutos fuera d sitio, en vez d coger a los que de verdad putean el ambiente. Es eso una buena respuesta, ¿¿eh Dazelllllll??. Vnega crack, buena reflexión.
By Anónimo, at 6/22/2005 05:54:00 p. m.
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