"Ya te digo, Salinas"

Los directivos de LaSexta son grandes diseñadores de estrategias comunicativas. Sabían de antemano que la incorporación de Andrés Montes traería muchas críticas. Pero han querido que la audiencia se familiarice con el peculiar, divertido, aunque a veces irreverente, estilo del comentarista. La razón: para que las retransmisiones del Mundial de baloncesto fueran seguidos por la mayor gente posible. Los puristas aficionados al mundo la NBA ya sabían de su existencia, pero nunca se le había escuchado retransmitir fútbol, un deporte más lento y calmado. Pero ahora la gran mayoría de telespectadores le conocen. Ya saben de lo que es capaz. Y, encima, se encontrará en su salsa.

Conoce la trayectoria de absolutamente todos los jugadores. De hecho, la cadena privada dedicará más de once horas diarias a este evento. ¿Arrastrará a un nuevo público que se aficionarán a este deporte que, realmente, no vive sus mejores horas en nuestro país? ¿Se producirá algo parecido al fenómeno de Fernando Alonso en la Formula-1?La cadena privada está convencida de haber acertado con Andrés Montes. No hay duda: la elección ha sido muy beneficiosa, a pesar de las críticas. Se trata de una apuesta arriesgada, pues este “showman”, inventor de palabras como el “tikitaka”, ha revolucionado el mundo del fútbol. El objetivo ha sido romper con el mercado tradicional, marcado por el estilo complaciente, comedido y cordial del siempre amable José Ángel de la Casa y los comentaristas de Canal+, mucho más técnicos y cercanos al mundo radiofónico, en el que retransmitir absolutamente las jugadas es lo primordial.

Las pretensiones de los directivos de LaSexta han sido ofrecer contenidos más dinámicos y juveniles. Pero ya sabían que con el comienzo del Mundial de Fútbol la audiencia se dividiría en dos sectores, en los que los aficionados menores de cuarenta años estarían encantados con él. Veremos cual es el resultado, porque los medios de comunicación lo tienen claro: realizar un enorme despliegue informativo sobre un evento es un riesgo que hay que correr, pero si funciona y sale a pedir boca, los directivos se frotarán las manos. Al final, parece que esto es lo único que importa.

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José M. Sánchez "Daze"