el CAOS

Ante el boicot, siempre existió el deber de informar

La decisión del Partido Popular de "no atender las convocatorias del grupo Prisa" es la gota que colma un vaso cada vez más turbio y gris. El panorama político vive en un permanente enfrentamiento entre los dos partidos mayoritarios. Esta decisión responde a la estrategia de comunicación de los 'populares', que buscan en la erosión y el desgaste del contrario su salvación. Nadie discute hoy en día que el partido del Gobierno tiene flancos abiertos por todos los rincones de su gestión. Con este boicot no gana ni a Prisa, ni el Partido Popular. Tampoco la derecha social o la derecha económica

Realmente, el presidente Zapatero ha tomado decisiones complicadas y que han puesto en ligero aprieto la estabilidad del país. Sin embargo, no hay que olvidar la gallardía en algunas cuestiones tales como las leyes de Igualdad, Matrimonio Homosexual, Violencia de Género, que han incrementado, en cierta medida, la libertad de los españoles. Pero tampoco hay que olvidar algunas 'metidas de pata' en materia económica, en la elección de sus ministros y, puesto al límite, en relación a la política antiterrorista, que ha enfrentado a gran parte de los ciudadanos. Le honra, por tanto, que a pesar de apostar firmemente por el diálogo con los terroristas, es una medida muy arriesgada y, desde algunos sectores, difícilmente comprensible.

Tal y como se viene repitiendo en los últimos meses, en España existen claros ejemplos de gobernantes que trataron de negociar con los terroristas de ETA para propugnar una añorada paz. Eso es así. Incluso el ex presidente José María Aznar, a los que muchos, incomprensiblemente, le tienen un respeto cercano a un pequeño dios, también creyó en el diálogo. Y sus actuaciones así lo demuestran. Ahora que está de moda 'tirar' de hemeroteca, no hay que olvidarlo.

La crispación, la terrible crispación en la que nos encontramos es una muestra más de la insalvable distancia que separa a PSOE y PP. Eso no es bueno para la salud de la democracia. Pero que un partido político cierre el grifo a un importante medio de comunicación por no aceptar las críticas se traduce en una seria involución perniciosa y demasiado peligrosa. El PP ya lanzó la piedra con no acudir al programa de Televisión Española, '59 Segundos'. Primer gran atentando contra el derecho de los ciudadanos a estar informador. Luego vino el PSOE con su postura en contra de Telemadrid. Sin duda, se han estado echando los trastos mutuamente cual chiquillo de colegio, lo que ha derivado en una restricción preocupante de las libertades.

Pero el caso de Prisa es distinto. Quizá sea comprensible en un medio público, que por muchos que nos pese, sí existe una cierta autocensura para no atacar en demasía al partido del Gobierno. Es loable. En nada tiene que ver el planteamiento del ente público en época de Aznar con la situación actual. Se respira libertad y pluralidad.

El PP ha ido mucho más allá. A Jesús de Polanco le gustaría que en España hubiese un partido de derechas moderno y laico. Puede esperar sentado.. Rajoy se ha aprovechado de unas declaraciones (¿polémicas?, por supuesto que no)del gran sumum de Prisa para echar el resto. El PSOE está recibiendo el apoyo de gran parte del espectro político, social y mediático.

Si estando en la oposición propicia este boicot, ¿qué haría entonces si gobernase? Este intento del PP para contrarrestar el poder de Prisa puede salir caro a los españoles. ¿Y si hacen lo mismo el PSOE con, por ejemplo, la Cope, ABC o El Mundo? Los medios afines al PP defienden el boicot.Hay quien aprovecha para hurgar aún más en la indecencia.

Ningún medio se podría salvar de la quema, pues que nadie olvide algunas decisiones muy criticables. Pero esto no es aceptable en una sociedad moderna. Y es que ante el chantaje, el deber de informar. Si la crítica no se encaja en las filas de los partidos, ¿adónde nos dirigimos entonces?

José M. Sánchez "Daze"

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