Y pensaría que se quedaría en una anécdota
Al Teniente General José Mena no le han sentado bien las Navidades, esa época del año en el que los valores del humanismo y la paz se intentan transmitir a todos nosotros. Tal vez le sentaron mal los mazapanes o los reyes magos no le han traído lo que esperaba. Sin duda, el año que viene tampoco le traerán ningún regalo porque no se ha portado lo bien que debería. El militar quizá pensó que sus declaraciones no iban a trascender más allá y que todos se lo pasaríamos por alto. Quizá creyó que se quedaría como una insignificante anécdota sin relevancia alguna. Menos gratificantes van a ser sus últimas semanas antes de pasar a la reserva. Su última lección como miembro del Ejército es que hablar es muy fácil, pero nunca es gratis. Siempre se debe pagar un peaje por decir lo que uno piensa. El Ministro de Defensa, José Bono, ha ordenado el arresto domiciliario por ocho días del teniente general José Mena y propondrá su cese lo antes posible. Esto es un castigo que más parece una reprimenda colegial, como cuando envían a casa al alumno que ha cometido una falta para reflexionar sobre el asunto.
Y es que cuando el oficial tuvo la oportunidad en sus manos, quiso dejarse llevar y demostrar así que el Ejército todavía tiene un papel importante en España. parece que no han superado que la única competencia que tienen los militares es la defensa ante una posible invasión. En los últimos años este órgano anticuado ha servido parar labores de ayuda humanitaria. En ese sentido, chapó por todos aquellos que prestan su esfuerzo en combatir las desiguladades sociales.
Y es que cuando el oficial tuvo la oportunidad en sus manos, quiso dejarse llevar y demostrar así que el Ejército todavía tiene un papel importante en España. parece que no han superado que la única competencia que tienen los militares es la defensa ante una posible invasión. En los últimos años este órgano anticuado ha servido parar labores de ayuda humanitaria. En ese sentido, chapó por todos aquellos que prestan su esfuerzo en combatir las desiguladades sociales.
Sin embargo, resulta irritante y ofensivo que en pleno siglo XXI haya todavía gente que clame por el levantamiento en armas para defender lo que creen que son sus derechos. Pero lo más triste es que parte de la población apoya estas reivindicaciones fruto de la ignorancia de unos desalmados. ¿Tiene el Ejército la posibilidad de decidir si algo es constitucional o no? Es el Tribunal Constitucional quien debe detectar los aspectos que conculcan la ley para rechazar todas y cada una de las leyes que se sitúan fuera de los límites de la Constitución Española. Somos unos exagerados. Se ha originado tal revuelo que parece que se hubiera declarado el estado de excepción.
El problema es que muchos españoles creen vivir todavía en una época ya pasada, la cual no fue mejor sino diferente. Los militares tienen el respeto de antaño pero no nos damos cuenta que en Democracia la única voluntad del Ejército es defender a los ciudadanos del país y no involucrarse en planteamientos políticos actuales, pese a que estén o no a favor del actual gobierno. Sinceramente, no puedo sentirme participe de unas reivindicaciones creadas por el miedo a posibles guerras entre hermanos. Por suerte, pese a que muchos se esfuercen en desear que las balas solucionan los conflictos, los rifles no matarán nunca a las palabras, única arma capaz de derribar montañas.
José M. Sánchez "Daze"
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