el CAOS

El giro latinoamericano

Los países de la América latina
Lo que está ocurriendo en Hispanoamérica es muy interesante, tanto desde el punto de vista político como del económico o social. Las recientes victorias del líder cocalero Evo Morales, en Bolivia, y de Michelle Bachelet, en Chile, han disparado las apuestas por saber de antemano cómo afrontarán la delicada situación que viven. América del Sur sigue siendo la región más desigual del planeta en materia de distribución de los ingresos, pese a las dos últimas décadas de reformas económicas y promesas de diferentes gobernantes.

En la actualidad, más de 210 millones de personas en aquella zona son pobres. En el caso de Bachelet, con unos aires reformistas, tratará de darle una vuelta más de tuerca a la situación que vive Chile. No es una dirigente de la línea más continuista con el histórico legislador Salvador Allende, pero está abandonando los planteamientos conservadores y acercando posturas tan discrepantes en el plano ideológico como la Venezuela de Chaves o la gran potencia estadounidense.

En concreto, más de diez países latinoamericanos, incluyendo Brasil, México, Venezuela y Colombia, celebran este año elecciones generales. Excepto en alguno de ellos en donde la situación todavía no es demasiado clara, en la mayoría de estos países el centroizquierda tiene una posibilidad mucho mayor que la derecha de ganar las elecciones. A priori, se puede prever que, dada la presencia de nuevos líderes del centroizquierda en la escena política, la tendencia de América Latina a “girar a la izquierda” continuará extendiéndose. La gran mayoría de ellos expanden mensajes regados con fuertes sentimientos anticapitalistas y, países como Cuba, Venezuela y actualmente Bolivia forman uLos presidentes de Venezuela, Hugo Chaves, y de Bolivia, Evo Moralesn “núcleo duro” con un claro posicionamiento en contra de las posturas de EE.UU. A diferencia de estos dirigentes, los líderes del centroizquierda de la mayoría de los países de América Latina adoptan una posición moderada respecto a EE.UU., es decir, procuran una cohesión de su zona geográfica y mantienen unas relaciones relativamente buenas con EE.UU.

A partir de la década de 1950 en muchos países latinoamericanos se han dado casos de gobierno izquierdistas, algunos de los cuales fueron exitosos, como por ejemplo Juan Perón en Argentina, dejando un buen recuerdo entre los ciudadanos que todavía hoy no le olvidan. Sin embargo, una de las preguntas que más nos preocupan, también desde España, pues nuestro país tiene alojados grandes intereses económicos en aquellos países, es ¿de qué forma llegará la izquierda a todos esos países? ¿Será radical, moderada? y ¿qué se puede esperar en el futuro en materia económica?

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha elogiado este “giro a la izquierda”, le toca lidiar y acercar posturas con los grandes cambios que vive Latinoamérica, pues deberá apoyar la dinámica de estos dirigentes en remediar la situación. Pese a todo, los intereses de nuestro país podría verse afectado por este nuevo espectro político. Si España desea continuar manteniendo su peso en aquellos países deberá estrechar lazos con estos nuevos regímenes, nacidos legalmente de las urnas, aunque difícilmente podrá ser maniobrado desde las antiguas formas de dirigentes como el ex-presidente José María Aznar, quien se cerró en banda en tratar de negociar con ellos. Precisamente, el Partido Popular, de la mano de su líder Mariano Rajoy, ha heredado este planteamiento político y se ha negado en rotundo a mantener relaciones. Esto podría repercutir en una subida del precio de crudo, España todavía muy dependiente de él, romper negocios estables como la telefonía o los tejidos, compradores importantes en Latinoamérica.

La izquierda que necesita Latinoamérica debe ser benévola con el libre comercio y no frenar la inversión extranjera, que tantos beneficios reportan en sus países. Sin embargo, el neoliberalismo no les ha convencido todavía. En cuanto a la situación social, el giro latinoamericano elevará la inversión en bienestar social, tal y como está llevando a cabo Lula da Silva en Brasil, quien se ha comprometido a “meter la mano” en las favelas y contribuir a su desarrollo.

Lo que sí es cierto, es que estos países están cobrando fuerza de cara al exterior y no van a conformarse, como diría el propio Zapatero, con “talante”, sino que van a exigir ayuda o, lo que es lo mismo, dinero para facilitar que el cambio no repercuta negativamente en las empresas españolas que, curiosamente aportan riqueza en sus economías. La próximo cita habrá que acudir a un foco muy importante, Perú, quien se espera que Ollanta Humala, comprometido con el golpismo contra Alberto Fujimori, llegue al poder. Habrá que seguir mirando de cerca cómo evoluciona Latinoamérica.
José M. Sánchez "Daze"

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