Los "papeles de la discordia", en lucha todavía
Estos papeles están enfrentado a los salmantinos (y al resto de españoles), sin que la gran mayoría de ellos supieran siquiera que existían. Lo más irónico es que hasta los catalanes también van a quedarse sin ellos porque no van a poderlos ver de cerca. Nadie va a poder ir a consultarlos ni a instruirse a través de ellos. En el momento en el que lleguen a Cataluña pasarán por unos procesos de digitalización, registro y almacenaje que durará años, en el supuesto caso de que dispongan de una plantilla de especialistas adecuada en el tratamiento de archivos históricos. Porque, sin ir más lejos, esto es precisamente en lo que estaba trabajando el Archivo de Salamanca sin el éxito esperado. Sin el éxito esperado porque no han tenido suficientes recursos humanos para llevarlo a cabo. Y es así de simple: el problema añadido es que la mitad del archivo está microfilmado pero para digitalización no hay personal de plantilla. Por tanto, los documentos están tal y como los dejó el Generalísimo.
Desde hace años la Generalitat ha exigido la devolución de los papeles catalanes expoliados por las tropas franquistas durante la guerra. Estoy de acuerdo con que esos documentos eran (y son) de los catalanes. Tres millones de fichas; más de 300.000 expedientes de miles de ciudadanos afiliados a un sindicato o un partido político, que se habían significado a favor de la República o eran masones; cartas perdidas de milicianos. Salamanca es el archivo de la represión franquista. Es el archivo de la represión sobre los que perdieron la guerra, gente muy de a pie, porque los grandes personajes ya habían salido al exilio o habían sido fusilados.
Pero ¿qué más dará que esos documentos estén en un sitio o en otro? En esos “papeles de la discordia” siempre pondrán los nombres de aquellas personas que lucharon en contra del franquismo. Precisamente, fue Franco quien se los arrebató para posteriormente acabar en Salamanca. ¿Y qué problema hay si cayeron ahí? Pues que continúen allí porque allí estaban bien, digo yo. Nos encontramos de nuevo ante un claro ejemplo de crispación social con el beneplácito de los dirigentes políticos. Estamos desenterrando el hacha de guerra y enfrentando a unos ciudadanos con otros. Y todo por culpa de unos documentos del pasado. Eso es lo más terrible, que unos documentos que poca gente sabía de su procedencia y de su existencia ha desembocado en que se vuelva a escuchar en nuestras bocas la palabra guerracivilismo.
Hay que recordar que a partir de junio de 1937 las tropas de Franco, a medida que iban conquistando la zona republicana requisaban todo documento que encontraban en las sedes de los partidos políticos, sindicatos, casas del pueblo, asociaciones y organismos de la República. Se llevaban los que podían y quemaban el resto sin demasiado criterio. Fueron unos hechos lamentables, pero la historia no se puede cambiar. El traslado de los papeles se ha recibido en Cataluña como “un acto simbólico”, pero no deja de ser un capricho, o ¿alguien piensa de verdad que esos documentos van a servir para cohesionar a la población?. Ningún catalán se sentirá más arropado por la historia (ni más catalán) con esos papeles en su comunidad. No van a cambiar las vidas de nadie. Y si eso es así, solamente está causando un revuelo en un momento crucial: el año en el que se celebra el setenta aniversario del comienzo de la Guerra Civil.
Y ahora encima la Audiencia Nacional ha paralizado el traslado porque las cajas que viajaron a Madrid (en la actualidad están en el Ministerio de Cultura) contendrían documentos que no pertenecen a instituciones o personas de Cataluña.
Desde hace años la Generalitat ha exigido la devolución de los papeles catalanes expoliados por las tropas franquistas durante la guerra. Estoy de acuerdo con que esos documentos eran (y son) de los catalanes. Tres millones de fichas; más de 300.000 expedientes de miles de ciudadanos afiliados a un sindicato o un partido político, que se habían significado a favor de la República o eran masones; cartas perdidas de milicianos. Salamanca es el archivo de la represión franquista. Es el archivo de la represión sobre los que perdieron la guerra, gente muy de a pie, porque los grandes personajes ya habían salido al exilio o habían sido fusilados.
Pero ¿qué más dará que esos documentos estén en un sitio o en otro? En esos “papeles de la discordia” siempre pondrán los nombres de aquellas personas que lucharon en contra del franquismo. Precisamente, fue Franco quien se los arrebató para posteriormente acabar en Salamanca. ¿Y qué problema hay si cayeron ahí? Pues que continúen allí porque allí estaban bien, digo yo. Nos encontramos de nuevo ante un claro ejemplo de crispación social con el beneplácito de los dirigentes políticos. Estamos desenterrando el hacha de guerra y enfrentando a unos ciudadanos con otros. Y todo por culpa de unos documentos del pasado. Eso es lo más terrible, que unos documentos que poca gente sabía de su procedencia y de su existencia ha desembocado en que se vuelva a escuchar en nuestras bocas la palabra guerracivilismo.
Hay que recordar que a partir de junio de 1937 las tropas de Franco, a medida que iban conquistando la zona republicana requisaban todo documento que encontraban en las sedes de los partidos políticos, sindicatos, casas del pueblo, asociaciones y organismos de la República. Se llevaban los que podían y quemaban el resto sin demasiado criterio. Fueron unos hechos lamentables, pero la historia no se puede cambiar. El traslado de los papeles se ha recibido en Cataluña como “un acto simbólico”, pero no deja de ser un capricho, o ¿alguien piensa de verdad que esos documentos van a servir para cohesionar a la población?. Ningún catalán se sentirá más arropado por la historia (ni más catalán) con esos papeles en su comunidad. No van a cambiar las vidas de nadie. Y si eso es así, solamente está causando un revuelo en un momento crucial: el año en el que se celebra el setenta aniversario del comienzo de la Guerra Civil.
Y ahora encima la Audiencia Nacional ha paralizado el traslado porque las cajas que viajaron a Madrid (en la actualidad están en el Ministerio de Cultura) contendrían documentos que no pertenecen a instituciones o personas de Cataluña.
José M. Sánchez "Daze"
3 Comments:
La reivindicación de los papeles de la Generalitat republicana es justa, pero el problema es que no parece ser el momento adecuado, porque esas imágenes de los funcionarios sacando los documentos del archivo de Salamanca sólo sirven para echar más leña al fuego. De nuevo, los políticos se empeñan en meternos en sus guerras infantiles. No tienen remedio...
By Anónimo, at 1/21/2006 01:00:00 p. m.
Yo soy salmantino y me parece perfecto que se hayan devuelto los papeles a Catalunya. No todos los salmantimos pensamos igual...es mas los que fueron a defender la "unidad del archivo" fueron en su mayor parte jubilados de pueblos del entorno de Salamanca a los que el PP puso autobus gratis.
By Anónimo, at 2/08/2006 01:56:00 a. m.
Lo cierto es que, al margen de que podamos estar o no de acuerdo, la forma que se ha llevado a cabo no creo que haya sido la correcta, mas que nada porque se han creado bandos teledirigidos por los dos grandes partidos políticos. Por ejemplo, a nosotros nos devuelven la Dama a Elche. Ya veremos lo que cambia este acontecimiento a sus vidas. Simplemente, nuestros dirigentes deberían pensar más en nuestros intereses "reales".
By Jose M. Sánchez "Daze", at 2/11/2006 09:09:00 p. m.
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