Un nuevo varapalo para el final del terror

Varapalo inadmisible. El último comunicado de ETA es inaceptable desde un marco democrático y legal como es en el que nos encontramos. La única solución es el diálogo, dicen, aunque eluden hablar de una tregua. El nuevo envite de la banda terrorista nos induce a un cierto pesimismo. Los últimos movimientos del Gobierno en aras de conseguir la paz han sido prudentes y muy cautelosos, pero es menester decir que el diálogo con los asesinos ha sido cuestionado duramente por diversos sectores. Sus razones tienen, claro. En Democracia no vale reivindicar sus deseos con una pistola en mano. Si quieres hablar, hablemos, pero todos al mismo nivel y en la misma situación.

Pero ¿por qué el Partido Popular se aleja cada vez más de un pacto con los socialistas si el anterior gobierno popular de José María Aznar también intentó poner fin a la violencia de ETA a través del diálogo? Habría que recordarles aquella etapa anterior y mostrarles los beneficios de un gran pacto entre los partidos mayoritarios para poner fin a la lucha armada. Durante dos años y medio los terroristas dejaron de matar.

Al Partido Popular habría que recordarles también (aunque el propio Aznar lo desmintiera en varias ocasiones) que mantuvo conversaciones con los terroristas durante el contexto de la supuesta “tregua indefinida” en septiembre de 1998. A decir verdad, el anterior inquilino de La Moncloa planteó la posibilidad de emprender una fase de diálogo con la banda. A pesar de las voluntades negociadoras, aquel intento se quedó en papel mojado y tampoco consiguió dar sus frutos deseados. Sin embargo, la situación actual es bien distinta: Zapatero cuenta con un aval parlamentario (con el rechazo de los “populares”, eso sí) para comenzar un diálogo con ETA, siempre y cuando abandone las armas.

Con este comunicado, los terroristas ponen de manifiesto de nuevo su firme oposición al sistema autonómico y continuar así levantado la polvareda a través de la vía armada. La sonrisa de Zapatero ya anunció que éste iba a ser un “camino largo” no exento de dificultades. Las acciones terroristas deben ser ahogadas por la vía policial, pero al mismo tiempo dejar entornada la puerta del Parlamento. ¿Queréis la independencia? Pues lucha, pero a través del diálogo, base fundamental de la democracia. No a las armas. El poder de ETA no son precisamente sus armas. Su poder está en todos los ciudadanos que les apoyan desde fuera y ven el conflicto vasco como su propia opresión. Nada más lejos que eso. Por ello, hay que tratar de jugar las cartas de la mejor manera posible y convencer a sus seguidores que sus actuaciones están equivocadas. Una banda terrorista sin apoyo estaría acabada. Y para ello los grandes partidos políticos de nuestro país deben ser los primeros en acercar posturas para seguir en la misma línea.

José M. Sánchez “Daze”