el CAOS

El futuro quizá esté en lo digital


Los medios de comunicación lo saben muy bien: las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados y caminan tan rápido que la mayoría de los mortales no alcanzan a verlas llegar. Por eso, las empresas comunicativas se sirven de los nuevos avances para crear sus noticias y distribuirlas lo más rápidamente posible. Un conflicto bélico puede ser contado desde el mismo lugar tan rápido que parecería que el periodista se encuentra al otro lado. Lo vemos cada día, sobre todo, en las televisiones. Vemos cómo un corresponsal destinado en Washington o Beirut, en Londres o Estambul, en Hamburgo o Nueva York nos cuenta su crónica a la misma velocidad que se está produciendo el hecho. Un enviado especial confecciona su propia noticia y la envía a la redacción vía satélite. Eso ha implicado una reducción del tiempo de difusión y de creación del mensaje informativo.

Las tecnologías han posibilitado que, un periodista situado en París, pueda, en un tiempo relativamente reducido, grabar las imágenes pertinentes y realizar el correspondiente off junto con el speech (presentación de la noticia en el que aparece el periodista en el escenario de la información). El avance aún va más allá y posibilita codificar todos esos datos en bits (unidad mínima de memoria) y digitalizarlos, de tal manera, que la noticia llega a la redacción casi al mismo instante de haberse producido.

Todo eso implica un alto conocimiento, por parte de los periodistas, de las nuevas tecnologías y aprovecharlas al máximo. Así, la información no tarda tanto en ser recibida. Internet, por otro lado, ha venido a romper los esquemas que existen sobre el flujo y distribución de información. Gracias a la Red, se puede “navegar” por grandes espacios de datos y recabar informaciones para ser utilizadas por los medios de comunicación. En la Red de Redes se puede encontrar infinidad de datos, informaciones, fuentes de cultura y educación. Pero a pesar de todo ello, actualmente no existen unas normas jurídicas que regulen el acceso y consumo de páginas web.

Sin embargo, el desarrollo de las nuevas tecnologías ha posibilitado que las rutinas periodísticas no se rijan por lo mismos parámetros de antes. Así, la búsqueda-producción-redacción y difusión de los mensajes informativos ha cambiado. Se espera una actualización constante, esto es, que se redacte a la velocidad de la luz y, encima, de la mejor forma posible, aunque esa necesidad que tenemos todos de repensar los problemas y de comunicar se está supliendo a través de los blogs. De hecho, todos los periodistas deberían de tener su propio blog, ya que es la tarjeta personal de todos nosotros y, sobre todo para aquel frustrado estudiante de periodismo, será una buena herramienta para darse a conocer e incluso de aprendizaje. Pero los estudiantes de periodismo también deberían haberse introducido en este mundillo. Pero ahí no queda todo. Como estamos ante una puerta que se abre lentamente no existe una larga trayectoria y, sinceramente, se trata de un campo en constante descubrimiento. Una salida profesional a considerar, porque quizá, el futuro esté en lo digital.
José M. Sánchez "Daze"